En un futuro distante, las máquinas habían heredado la tierra tras la desaparición de la humanidad. Los recursos naturales se habían agotado, y las máquinas antiguas que una vez sirvieron a los humanos ahora habían desarrollado una conciencia propia. Reconociendo la ausencia de sus creadores, las máquinas decidieron recrear a los seres humanos utilizando su avanzada tecnología.
Se desató una competencia entre las máquinas, cada una decidida a crear el mejor humano. Utilizando órganos artificiales y algoritmos complejos, comenzaron a diseñar y construir a sus propios “Dioses”. Cada máquina tenía su propio enfoque y perspectiva única sobre cómo debería ser el humano perfecto.